Un turno picante, 7º Mar
-No... –consiguió pronunciar Waren, en su cabeza se arremolinaban mil pensamientos pero uno era el más grande de ellos, se asemejaba a un gorila rodeado de hormiguitas que intentaban disuadirlo...
-¿No? Ja ja ja tu dirás que no, pero tu amigo no opina lo mismo, ja ja –La apodada cortacojones se lo estaba pasando como dicen, pipa.
No hacia falta que se lo dijese, notaba la presión que ejercía su “amigo” contra el cuero de sus pantalones. ¿Cuanto hacia desde la última vez? Años... todavía se acordaba de su mujer. Su espesa mata de pelo moreno, sus ojos negros, los labios prietos, sus enormes pechos... y ahora quería matarlo. Se juro no amar a ninguna otra mujer y lo había conseguido hasta ahora, incluso llegando a la altura de no saciar ni su apetito sexual, que parecía extinto hasta el momento. Ahora este apetito parecía un primate colgado a sus hombros y golpeándole la cabeza con una maza le recordaba que tenía una cosa entre las piernas que si le daba el uso adecuado otorgaba al dueño un gran placer.
Bajándole los pantalones y los calzones de una vez, libero al tercer habitante del cuarto. Este como un resorte salio disparado como si quisiese llegar al techo, dando un golpe a la altura del ombligo del eiseno.
La capitana con una sonrisa picaruela miro a Waren, pero este parecía más bien como un joven de pueblo, al cual su padre lo lleva a estrenarse a la gran ciudad con las profesionales. Ella tenía ganas de divertirse y nadie se lo iba a impedir, intentando animar a Waren se puso manos a la obra.
Al notar el húmedo contacto el cuerpo de Madus dio un respingo hacia atrás, pero ella agarrando las duras nalgas lo empujó hacia ella, colmando de placer el instinto primario del aguerrido. Entrecortando su respiración tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no derramarse en la boca de la capitana. Apartándose de ella, se separó y se quitó la camisa. Si tenía que hacerlo, lo haría. Pero a su modo.
Agarró por la cintura a la mujer y levantándola la dejó caer pesadamente sobre el lecho. Casi arrancándole los pantalones la desnudo y comprobó que no llevaba más ropa.
Ella lo esperaba receptiva con las piernas abiertas y este no se hizo demorar. Las justa duro tres cortos envites, Waren dio un respingo de placer y se quedo mirando a la capitana. Esta con un semblante más bien ofendido le recrimino.
-¿Ya? ¿Piensas ya terminar?
Una sonora carcajada partió de la garganta de Waren, ahora le tocaba reírse a él.
-Mil disculpas mi señoría, pero mi viejo cuerpo no aguanta muchos derroteros y mi pequeño y flácido amigo, no creo que tenga ganas de mucha acción. Ja ja ja.
-Desgraciado ¿acaso no sabes porque me llaman la cortacojones?
Ahora al que le tocaba poner cara de pocker era a Waren, la insinuación hizo que su pene se contrajese como las antenas de un caracol con el contacto frió de una hoja.
-Tranquilo, no te asustes por ahora. Creo que todavía queda jugo en tus pelotas, y por mi coño que lo sacare, nunca mejor dicho. –dijo guiñándole un ojo a nuestro apuesto héroe.
Se sentó encima de Waren, mostrándole de cerca sus sonrosados pezones y comenzó una danza primero más sutil, pero luego alcanzando mayor velocidad hacia que la excitación creciera en él.
El eiseno agarró uno de sus pechos y mordió el pezón dejándose llevar por el baile, levanto la vista y vio como la capitana sonreía de nuevo.
-Ves como quedaba, todavía no estas tan acabado como creías, ja ja ja.
Empujándole el pecho recostó al eiseno y ella comenzó una dulce danza. Esta contaba con rápidos movimientos alante y atrás, con variaciones como saltitos y apretones.
Después de un rato Waren se dio cuenta que debía cambiar de postura sino quería acabar ya, y la verdad es que no lo estaba pasando tan mal. Agarrándola de nuevo por la cintura la manejo por el aire y dejándola esta vez suavemente sobre el colchón. Ella capto la situación y se coloco a cuatro patas, ofreciéndole un buen ángulo de disparo.
Ahora le tocaba a él, con valentía y con la fuerza que da la adrenalina en estos momentos comenzó con los envites. Cada vez más fuerte, más duro y más profundo.
-Por Theus –exclamó la ruborizada capitana, su rostro enrojecido competía con la rojez de una manzana madura.
-No blasfeméis zorra –le recrimino el bueno de Waren.
-Eso... así... me gusta que me digan cosas bonitas ja ja ja ooh...
Después de unos cuantos golpes la capitana comenzó a berrear. El primer gemido pillo por sorpresa a Waren y incluso casi se asusto. Ella dándole la cara se giro y le abrazo con las piernas alrededor de la cintura. Dejando la marca ensangrentada en la ancha espalda del canoso eiseno llego al clímax. Al cabo de un rato Waren reposaba tumbado en el lecho y exhausto. Se había cansado más que después de una carrera de mil metros.
PD: sip, soy feo y sucio... y ademas un cerdo reprimido xDDD me adoro :)
-¿No? Ja ja ja tu dirás que no, pero tu amigo no opina lo mismo, ja ja –La apodada cortacojones se lo estaba pasando como dicen, pipa.
No hacia falta que se lo dijese, notaba la presión que ejercía su “amigo” contra el cuero de sus pantalones. ¿Cuanto hacia desde la última vez? Años... todavía se acordaba de su mujer. Su espesa mata de pelo moreno, sus ojos negros, los labios prietos, sus enormes pechos... y ahora quería matarlo. Se juro no amar a ninguna otra mujer y lo había conseguido hasta ahora, incluso llegando a la altura de no saciar ni su apetito sexual, que parecía extinto hasta el momento. Ahora este apetito parecía un primate colgado a sus hombros y golpeándole la cabeza con una maza le recordaba que tenía una cosa entre las piernas que si le daba el uso adecuado otorgaba al dueño un gran placer.
Bajándole los pantalones y los calzones de una vez, libero al tercer habitante del cuarto. Este como un resorte salio disparado como si quisiese llegar al techo, dando un golpe a la altura del ombligo del eiseno.
La capitana con una sonrisa picaruela miro a Waren, pero este parecía más bien como un joven de pueblo, al cual su padre lo lleva a estrenarse a la gran ciudad con las profesionales. Ella tenía ganas de divertirse y nadie se lo iba a impedir, intentando animar a Waren se puso manos a la obra.
Al notar el húmedo contacto el cuerpo de Madus dio un respingo hacia atrás, pero ella agarrando las duras nalgas lo empujó hacia ella, colmando de placer el instinto primario del aguerrido. Entrecortando su respiración tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no derramarse en la boca de la capitana. Apartándose de ella, se separó y se quitó la camisa. Si tenía que hacerlo, lo haría. Pero a su modo.
Agarró por la cintura a la mujer y levantándola la dejó caer pesadamente sobre el lecho. Casi arrancándole los pantalones la desnudo y comprobó que no llevaba más ropa.
Ella lo esperaba receptiva con las piernas abiertas y este no se hizo demorar. Las justa duro tres cortos envites, Waren dio un respingo de placer y se quedo mirando a la capitana. Esta con un semblante más bien ofendido le recrimino.
-¿Ya? ¿Piensas ya terminar?
Una sonora carcajada partió de la garganta de Waren, ahora le tocaba reírse a él.
-Mil disculpas mi señoría, pero mi viejo cuerpo no aguanta muchos derroteros y mi pequeño y flácido amigo, no creo que tenga ganas de mucha acción. Ja ja ja.
-Desgraciado ¿acaso no sabes porque me llaman la cortacojones?
Ahora al que le tocaba poner cara de pocker era a Waren, la insinuación hizo que su pene se contrajese como las antenas de un caracol con el contacto frió de una hoja.
-Tranquilo, no te asustes por ahora. Creo que todavía queda jugo en tus pelotas, y por mi coño que lo sacare, nunca mejor dicho. –dijo guiñándole un ojo a nuestro apuesto héroe.
Se sentó encima de Waren, mostrándole de cerca sus sonrosados pezones y comenzó una danza primero más sutil, pero luego alcanzando mayor velocidad hacia que la excitación creciera en él.
El eiseno agarró uno de sus pechos y mordió el pezón dejándose llevar por el baile, levanto la vista y vio como la capitana sonreía de nuevo.
-Ves como quedaba, todavía no estas tan acabado como creías, ja ja ja.
Empujándole el pecho recostó al eiseno y ella comenzó una dulce danza. Esta contaba con rápidos movimientos alante y atrás, con variaciones como saltitos y apretones.
Después de un rato Waren se dio cuenta que debía cambiar de postura sino quería acabar ya, y la verdad es que no lo estaba pasando tan mal. Agarrándola de nuevo por la cintura la manejo por el aire y dejándola esta vez suavemente sobre el colchón. Ella capto la situación y se coloco a cuatro patas, ofreciéndole un buen ángulo de disparo.
Ahora le tocaba a él, con valentía y con la fuerza que da la adrenalina en estos momentos comenzó con los envites. Cada vez más fuerte, más duro y más profundo.
-Por Theus –exclamó la ruborizada capitana, su rostro enrojecido competía con la rojez de una manzana madura.
-No blasfeméis zorra –le recrimino el bueno de Waren.
-Eso... así... me gusta que me digan cosas bonitas ja ja ja ooh...
Después de unos cuantos golpes la capitana comenzó a berrear. El primer gemido pillo por sorpresa a Waren y incluso casi se asusto. Ella dándole la cara se giro y le abrazo con las piernas alrededor de la cintura. Dejando la marca ensangrentada en la ancha espalda del canoso eiseno llego al clímax. Al cabo de un rato Waren reposaba tumbado en el lecho y exhausto. Se había cansado más que después de una carrera de mil metros.
PD: sip, soy feo y sucio... y ademas un cerdo reprimido xDDD me adoro :)
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