Humo

El sudor hace que se apegue la sabana a mi espalda. Una noche tórrida, sueños tórridos, conciencia tórrida. Lleno las palmas de agua y me tiro agua helada a la cara, los hombros, los brazos y el pecho. Sin esperar a secarme vuelvo al dormitorio y allí te veo.

Sentada con las piernas cruzadas sobre la cama. Totalmente desnuda sin más abrigo que tu cabellera roja y rizada cayendo sobre los hombros. Me miras divertida, mientras te comes un melocotón. Creía recordar que el fruto prohibido que condeno a Adán y a Eva fue una manzana, suerte que no había allí ningún melocotonero. Porque sino, si Eva hubiese comido un melocotón como lo haces tú ahora, seguramente Dios habría erradicado la humanidad de pura envidia hacia su hijo Adán.

En tus labios asoma una media sonrisa picarona y tus ojos cantarines me incitan a cometer pecado. Pero en mi fuero interior se que no eres real, que te has marchado para no volver y lo que veo no son más que alucinaciones creadas por la fatiga, la tristeza, la melancolía y los efluvios alcohólicos de la botella de güisqui vacía que hay sobre la mesa.

Me dejo caer sobre la pared blanca y mientras me fumó un cigarro decido disfrutar del espectáculo. El fruto nunca termina, siempre que le das un bocado, vuelve a regenerarse. Ojala mi alma asemejara ese mágico fruto, así se remendaría el sesgo que creo tu partida.

Ensimismado en tu el contorno de tu cuerpo no puedo dejar de observar lo que antaño bese, mordí y ame. Cuello marfileño rematado en el esternón con dos pequeñas protuberancias caprichosas de la naturaleza. Tu piel blanca casi traslucida hace intuir algunas venillas de sangre azul que se concentran cerca de los sonrosados pezones y como una sombra oscura se proyecta un camino hacia el ombligo. Perdiendo mi atención por aquellas estepas noto como el cigarro consumido me quema los dedos.
Con un aspaviento tiro la colilla al suelo y la piso con el pie desnudo. Pero, oh cruel Dios, cuando vuelvo a levantar la vista ya no te encuentro en mi habitación. Te has vuelto a marchar. Y yo me he vuelto a quedar, solo, tristemente solo, jodídamente solo.

Dejándome caer en la cama boca arriba intuyo algo de lo que no me había dado cuenta, huele como tú… huele a lilas y grosellas. Te marchaste pero me dejaste tu huella, ¿enserio esperas que la siga?

Previu! xD

Ricardo esperaba a Jorge en la terraza del bar Almudín desde las nueve. Ya eran pasadas las diez y media, pero Ricardo no se preocupaba ya que era normal en su socio llegar tarde.

Con el cortado frío sobre la mesa, siguió ojeando el periódico buscando entre las necrologicas gente conocida, no hubo suerte. El sonido de un escupitajo precedió a la imagen de Jorge, allí estaba. Con una sonrisa semi-dibujada en el rostro blancuzco y pelirrojo de Ricardo dio la bienvenida al grosero socio.

Sus pintas no podían ser mejores, barba de varios días, pelo rizado y negro cual carbón, encrespado por los días que hacia que no era lavado ni por el agua de las goteras de su piso. El cuello de la camisa marrón por la mierda acumulada y chorretones de aceite y sudor en la camisa.

-Teresita, lo de siempre y no seas roñica con el güiscacho. ¿Qué pasa chaval, que miras?
-Nada, nada… -Ricardo no se sorprendía, pero el aspecto del “jefe” cada día era peor.

Negación 1ª parte

Dos veces te negué.

Tres ya no pude.

Yazgo hundido entre tus pechos después de horas de follar como locos. Satisfecha revuelves mi pelo con la mano. Joder como odio eso, parece que le des un caramelo a un puto crió. Y como el crió que soy mamo de tu pecho, y tu te ríes… por lo visto te hace gracia. Muerdo tu pezón y en vez de gritar de dolor, un quejido famélico de placer arranco de tu garganta.

Me ducho con agua hirviendo y espumoso jabón. Froto hasta enrojecer y que casi se me caiga la piel a tiras. Me has ensuciado, joder, hacia años, muchos años que no lloraba, y lo has conseguido.

Por que todavía recuerdo cuando te vi por primera vez. Durmiendo en mi sofá te encontré, llegaba yo de borrachera y allí estabas. Me frote los ojos varias veces, por si eran los vapores alcohólicos lo que me hacían verte, pero no… persistías allí. Desperezándote tímidamente comenzaste abrir los ojos, y al verme, una tenue sonrisa pinto tu rostro.

Dicen que cupido te lanza una flecha directa al corazón cuando te enamoras, pero o bien mi cupido se había pasado demasiadas horas en el gimnasio o el mismísimo Zeus me lanzó su fastuoso rayo y me traspaso el pecho.

Llevabas una camisa que cabían tres como tu… esa camisa a rayas... era mía. La habías cogido del armario. Tan solo llevabas la camisa apenas abrochada y abajo la ropa interior.

Con los labios separados tres pulgadas, sin imaginar que dios te había esculpido, escuche el ruido del cuarto de baño. Entre una cortina de vapor salio mi hermano desnudo, comprendí entonces la situación.

Entonces, desee lo indeseable. Cada viernes me quedaba en casa sin salir esperando a que llegaras con el para meteros de hurtadillas en su cuarto, así, al menos durante unos segundo te podía ver.

En ese momento me convertí en Caín.

Una Mujer Cualquiera

Y creí que si subía más alto llegaría a ti, tocaría el brillo y el reflejo de tu haz luminoso que envuelve el mantón de la noche. Creía que tenías luz propia, pero en realidad eran las lágrimas que nublaban mi vista y hacían que luz del candil se difuminara.



Voto al demonio. Eres mala, una zorra, puta asquerosa… pero te amo. Eres la llama que me quema y me carboniza, pero que nunca apagaría. Soy idiota, joder. ¿Por que no puedo olvidarte?



Me corto con una cuchilla para que el dolor me haga olvidarte, pero enseguida llegas a mi recuerdo. Me imagino como lamerías mi herida y luego me curarías.



¿Por qué me has hecho esto? Porque tengo que ser un mierda de esclavo tuyo. Porque no puedo vivir sin pensar en ti. Incluso te odio, te odio tanto que te amo fervientemente, dicen que el odio es el antagonista del amor, pero en realidad son un mismo camuflado en expresiones diferentes.



¿Y sabes lo que más me jode? Que tú ahora mismo estarás follándote a cualquiera, haciendo que se encarnice contigo y así tendrás a un pobre desgraciado más en la bolsa. ¿Qué quieres conseguir? ¿Un puto ejercito de zombis subyugados a tus efluvios?



Maldita zorra, te amo.



 

Boca Seca (MaN)

¿Por qué todas las noches me despierto con esa sensación de sabor amargo en la boca? Ah ya… por que antes de dormir me fumo tres cigarros y no me lavo la boca con listerine. Buenas noches. 

Me dio por ahi

Baje por el túnel que daba acceso a la ciudad. El verde refulgía a mí alrededor. Los suaves contrastes de la luz con los adoquines verdes creaban una sensación de tranquilidad bastante extraña. Las paredes, de baldosas de porcelana pulida eran de tonos verdes claros.



Y cuan grande fue mi sorpresa al ver la ciudadela. Enredador el verde dominaba, incluso parecía comerse el azul pastel de cielo, daba la sensación de estar encerrado dentro de un caramelo de menta.



Gente extraña. Mejor dicho era yo el extraño entre la gente normal de allí. Las personas caminaban prestas a su destino, andando solitariamente de un lugar a otro, nadie iba en pareja ni charlaban. Suaves tejidos apenas cubrían sus cuerpos, hombres y mujeres vestían igual, trapos vaporosos semitransparentes de un material quizás parecido al lino, aunque en realidad no se bien lo que es el lino, pero se aceraba bastante a la idea que tengo de él.



Yo mal afeitado y desmelenado destacaba sobre ellos como lo haría un león en un parque infantil. Pero nadie me miraba, como si fuese un fantasma que nadie me pudiese ver.



¿A dónde había llegado? ¿Con que motivo?



 

Dos balas. -Microrelato-

-Dos balas...



-Te amo.



-Yo también.



-¿De verdad crees que lo debemos hacer?



-Sí. Espérame en las puertas del cielo, entraré contigo de la mano.



Él asiente. Él amartilla la pistola y la coloca sobre la sien. Él sonríe al comprender que ella le hace un favor, no podría haberla visto morir. Él, que había destruido todo lo que se había interpuesto en su camino, sin importar que o quien fuese.



Ahora encerrados en la última habitación del último piso oía los jadeos, las fuertes pisadas en la vieja escalera, se acercaban... una muerte rápida, era imposible abrirse camino con dos balas. Si los capturaban sufrirían lo indecible, él no aguantaría verla sufrir; Sí, esto era lo mejor.



Clic



Ella dio un respingo al ver tanta sangre y coágulos grisáceos. Se puso en píe asqueada. Estaban apunto de llegar, las pisadas se encontraban a escasos metros. Antes que llegasen a la puerta ella la abrió y sonrió.



-Buen trabajo. –dijo el hombre de negro.


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Hace tiempo de este relatillo, habia pensado mandarlo a concurso o algo, pero psss... prefiero compartirlo con vosotros, mis cero espectadores xD



 

Serrín en mi cabeza

Al día siguiente la vi pasar. Me gustó la chica. ¿Qué quieres que haga? Una pedrada en la cabeza… me diría un viejo conocido. Pero creo que el estilo cromañón no se estila en estos turbulentos tiempos que corren. La verdad una lastima, todo seria más sencillo.

Tenía que conocerla, hablarle, darle amistad primero y luego poco a poco ir ensuciándole la mente para conseguir conquistarla. ¿Tanto vale la pena? ¿Me he enamorado? La verdad es que cuando la veo no me empalmo… solo pienso que podría pasear por el parque con ella, ir al cine. Me imagino los dos tomando un café en una soleada plaza… creo que necesito otro cubata…

-Joven son las tres de la mañana, yo voy a cerrar mi bar y tú deberías llamar a la zorra esa y dejarme tranquilo.

¿Porque no?

La verdad es que si, me quede parado. Quizás al ver sus ojos claros o su cuello esbelto, no lo se la verdad. Su piel blanca, color escarcha y su melena rubia me paralizo. Parecía frágil, pero al verla sonreír, me rompió por dentro. Noté... noté que algo se rompió…

-Niño joder, aguanta bien la bandeja. Que m’has empapao del puto café.
-Lo siento señora, invita la casa.